Las relaciones interpersonales pueden ser muy variadas, algunas de carácter superficial y otras más complejas, como la que tiene lugar entre el médico y su paciente.
Hipócrates hace más de 2000 años resumió que el médico debía reunir cuatro cualidades fundamentales: tener conocimiento, ser sabio, ser humanista y tener moralidad, integridad y honradez.
Estas condiciones se ven reflejadas en esta frase: “El dolor no se mide, se empatiza”, es decir, saber colocarse en el lugar del otro, intentar sentir como ellos y estar dispuesto a ayudarle cuando presenta alguna dificultad.
La relación entre el paciente y el médico debe formar un verdadero vínculo afectivo, en donde el paciente vea a su médico, como ese líder que tomará las mejores decisiones en beneficio de su salud.
Por su parte los médicos, como ocurre en algunas ocasiones, debemos evitar convertir a nuestro paciente en un número o en una estadística más, transformándolo de paciente a un cliente, es decir, en un “comprador” de salud.
Al ser una relación entre dos personas con diferentes características, es de suma importancia tomarlas en cuenta, para así poder establecer una buena comunicación de respeto, equilibrio, confianza, paciencia y porqué no de amor, con el único fin en común: el bienestar de uno y la satisfacción profesional del otro.
Commentaires